A 100 años del nacimiento de Félix Luna: ¿es Alfonsina y el mar la canción más bella de la Argentina?

El 30 de septiembre de 1925 nació Félix Luna: historiador, periodista y letrista, fundador de Todo es Historia. Con Ariel Ramírez compuso Mujeres argentinas en 1969, disco que incluyó Alfonsina y el mar.

Esa canción convirtió en mito la figura de Alfonsina Storni, poeta clave del siglo XX, autora de La inquietud del rosal, Ocre, Mundo de siete pozos o Mascarilla y trébol. En 1938, enferma y en crisis, se arrojó al mar en Mar del Plata. Lo que en la historia fue un final trágico, en la canción se transformó en una despedida de belleza inolvidable.

El diálogo entre Alfonsina Storni y el océano

La canción arma un diálogo único: un narrador que observa -“Te vas Alfonsina con tu soledad / qué poemas nuevos fuiste a buscar”- y la propia Alfonsina que anticipa su ausencia -“Y si llama él no le digas que estoy / dile que me he ido”-.

Esa doble voz dramatiza la despedida y la vuelve íntima, pero también coral: coral como polifonía de voces y coral como paisaje marino, ese que la letra evoca con sirenas, algas y arrecifes. El mar no sólo la recibe, la canta.

Luna no necesitó nombrar la palabra “muerte”. Bastó con metáforas comouna voz antigua de viento y de sal” para que el mar se vuelva amante y destino. La enumeración de imágenes -sirenitas, algas, coral- funciona como oleaje que arrastra.

Félix Luna fue el encargado de las letras del disco "Mujeres argentinas", con música de Ariel Ramírez. Allí salió la primera versión de "Alfonsina y el mar".Félix Luna fue el encargado de las letras del disco «Mujeres argentinas», con música de Ariel Ramírez. Allí salió la primera versión de «Alfonsina y el mar».

En esa economía verbal, cada verso abre un mundo. Y, paradójicamente, lo que suena como un canto luminoso de bienvenida es la música de una partida: el mar que se abre para recibirla.

Mujeres argentinas, un disco de relatos inolvidables

Alfonsina y el mar integra Mujeres argentinas, disco donde Luna y Ramírez retrataron a figuras como Juana Azurduy o Dorotea, la cautiva, en canciones que parecen películas de cuatro minutos.

En Dorotea, la cautiva, una mujer blanca raptada y adoptada por los indios recuerda lo perdido y lo nuevo: la misma tensión de clásicos del western como The Searchers o Little Big Man. Para un lector de hoy, la idea puede recordar a Avatar: alguien que cruza de un mundo a otro y ya no vuelve.

Cada canción abre un mundo. Pero es Alfonsina… la que trascendió todas las fronteras: porque combina mito, poesía y melodía en una sola zamba inolvidable.

El disco de Mercedes Sosa titulado "Alfonsina y el mar".El disco de Mercedes Sosa titulado «Alfonsina y el mar».

De Mercedes Sosa a Shakira y Los Panchos: las voces que hicieron propia Alfonsina y el mar

Pocas canciones argentinas viajaron tanto. La interpretación de Mercedes Sosa la convirtió en himno continental. Ariel Ramírez y Eduardo Falú la registraron de modo sobrio y definitivo. José Carreras y Plácido Domingo la llevaron a escenarios líricos. La mexicana Natalia Lafourcade le dio una lectura íntima y contemporánea. Andrés Calamaro su introvertida impronta.

Pero la lista sorprende: Los Panchos la cantaron con su trío romántico, Shakira la incluyó en sus inicios, Rosalía se animó a versionarla, y hasta figuras del jazz como Michel Camilo, Richard Bona o Avishai Cohen la incorporaron a sus repertorios.

Una amplitud que confirma lo esencial: ·Alfonsina y el mar es, junto con El día que me quieras de Gardel y Lepera o Balada para un loco de Piazzolla y Ferrer, una de las canciones argentinas más versionadas del mundo.

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Fue compuesto por Ariel Ramírez y Félix Luna.

Desde Suecia al silencio: la versión jazz de Bobo Stenson

Lo notable es que la canción de Luna y Ramírez también viajó hasta Escandinavia. En el disco Goodbye (2005), el pianista sueco Bobo Stenson, junto a Anders Jormin y Paul Motian, incluyó Alfonsina… sin voz ni letra: solo piano, contrabajo y batería. Ningún tono explícito, apenas notas que suben y bajan como olas, acordes que se suspenden y se disuelven como espuma.

Stenson, ningún tonto, prescinde de la voz y convierte la zamba en un paisaje marino. No hay relato, pero está todo dicho: en esa respiración lenta, el mar de Alfonsina suena sin palabras.

El lugar de Alfonsina entre los grandes clásicos argentinos

El monumento a Alfonsina Storni, frente a la playa La Perla, en Mar del Plata. Foto: Archivo ClarínEl monumento a Alfonsina Storni, frente a la playa La Perla, en Mar del Plata. Foto: Archivo Clarín

La música argentina tiene una rara maestría para cantar la ausencia sin caer en lo sombrío. Ahí están Parte del aire de Fito Páez -la despedida luminosa a su padre con sonidos del litoral-, el Tema de Pototo de Almendra, escrito por un Spinetta adolescente para un amigo que creía muerto.

O los tangos de Gardel donde “por qué sus alas tan cruel quemó la vida”, de Sus ojos se cerraron. También el grotesco sublime de Toda mi vida, de Troilo y Contursi, en la voz quebrada del Polaco Goyeneche, que alarga la palabra “muerrrrte” como si la hiciera rebotar en cada sílaba.

En ese ranking íntimo, Alfonsina y el mar ocupa un lugar especial. No sólo explora el adiós: lo hace desde un mito biográfico, con una poesía popular que parece alta literatura y una melodía ondulante, como la marea.

¿Es la canción argentina más linda? Difícil afirmarlo, pero un siglo después del nacimiento de Félix Luna sigue siendo candidata eterna. Porque cada vez que suena, Alfonsina vuelve a caminar “por caminos de algas y de coral”, entre notas que avanzan y retroceden como olas, vestida de mar.

Fuente Clarin

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