Graciela Borges en su intimidad: habla de su vida, su cine y la distinción que le dará la UBA

Hizo más de 50 películas y recibió infinidad de premios. Y este miércoles Graciela Borges, una de las estrellas más importantes que tuvo -y tiene- el cine argentino va a recibir el Doctorado Honoris Causa de la UBA en la apertura del FIC.UBA 2025, el festival de cine de la Universidad de Buenos Aires.

Graciela, de apellido Zabala en su DNI, tiene un nombre prestado, de fantasía. Como su padre no quería que siendo actriz utilizara su apellido, hubo alguien, “un escritor muy famoso” con el que tuvo contacto y que al verla angustiada le dijo “le presto mi nombre”.

Sí, era Jorge Luis Borges.

La intérprete de Zafra, de El dependiente, de Crónica de una señora, de Saverio, el cruel, de Los pasajeros del jardín o la prohibida Kindergarten, la estrella a la que dirigieron Leonardo Favio, Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín, Alejandro Doria, Raúl de la Torre o Lucrecia Martel, la que no aceptó rodar en Hollywood, dialogó con Clarín antes de recibir la distinción.

Graciela Borges dijo presente en el Teatro Colón, donde Clarín celebró sus 80 años.Graciela Borges dijo presente en el Teatro Colón, donde Clarín celebró sus 80 años.

-Hace una semana tuviste el honor de ser quien leyera el anuncio de la película argentina que va al Oscar. ¿Viste “Belén”? ¿Habías visto las otras películas? ¿Vas al cine, o ves mucho en streaming?

-Sí, fue un honor también para mí leer el anuncio de la película argentina que va al Oscar. Yo no pongo ningún juicio sobre nada porque no vi las cuatro películas, esto es la realidad. Belén me pareció una preciosa película, pero creo que La mujer de la fila también, y no vi las otras. Cuando vi fragmentos el otro día que las pasaban, me pareció todo fantástico, sabemos filmar.

Graciela Borges y su distinción

-¿Qué significa para vos que te vayan a distinguir de esta manera en el Festival de Cine de la UBA?

Graciela Borges junto a otra diva, Catherine Deneuve.Graciela Borges junto a otra diva, Catherine Deneuve.

-El Festival de la UBA me parece altamente emocionante, la verdad, y doy las gracias porque me parece que es un gran festival. La gente que viene, que va a venir, son verdaderamente, en lo suyo, gente muy importante. No diría estrellas, porque es un título que no me gusta mucho, pero son bien fuertes como personalidades. Es realmente importante, y además es importante desde ya un festival que hable del cine, que exista la recompensa de ver películas que uno ame y a veces no se pueden mostrar. Películas a veces que quedan olvidadas ,y a uno le angustia mucho… A veces resulta tan difícil en este país empujar eso.

Con Campanella, su última película

-Tu última película, “El cuento de las comadrejas”, la filmaste con Juan José Campanella. ¿Qué recuerdos, qué anécdotas tenés de esa última vez en un set de rodaje?

-Me encantó filmar con Campanella. Y, anécdota, lo que siempre pasa en el cine ¿no? Tomás frío, te resfriás. El primer día de la filmación yo no tenía estrictamente bien el texto metido en la cabeza, en el corazón. Y me parece que él me miró y pensó “Uy, va a ser difícil trabajar con Graciela”. Yo tenía mucha gripe y no le decía nada. Y yo vi un desconsuelo en él.

Borges junto a Juan José Campanella, con quien filmó su última película. Foto Juano Tesone Borges junto a Juan José Campanella, con quien filmó su última película. Foto Juano Tesone

Y bueno, al día siguiente le conté. Le dije “mirá, yo estaba muy resfriada. Vos querés los textos muy bien colocados y palabra por palabra”, porque hay películas en que uno inventa textos. Y él no era de esa manera de trabajar. Me gustó mucho trabajar con Campanella y fue una película difícil, con mucho frío en invierno, con mucho resfrío.

Y este tema mío, de que cuando era chica tuve escoliosis y el pulmón siempre es mi parte más débil. Pero fue divino hacerlo, y cuando veo El cuento de las comadrejas me doy cuenta qué placer fue, y con unos compañeros extraordinarios.

Graciela Borges y Alfredo Alcón compartieron varios éxitos del cine argentino.Graciela Borges y Alfredo Alcón compartieron varios éxitos del cine argentino.

La gran pregunta: ¿volverá a filmar?

Graciela llegó a tener el síndrome de burnout, un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por el estrés laboral crónico.

-Sufriste de burnout, pero ¿podemos tener esperanzas de que vuelvas a participar en una película? ¿Hay posibilidad de que vuelvas a filmar?

-Cuando veo películas argentinas, y hablo con Valeria Bertuccelli sobre un libro que me dio, que es precioso, me vuelven las ganas de hacer cine. Lo que es muy difícil es estar tantas horas filmado, 17 horas, 16 horas. El otro día oí y vi un reportaje a Brad Pitt que le preguntaban, bueno, ya promocionó su película actual, cuéntenos qué es lo que espera.

Junto a Leopoldo Torre Nilsson y Beatriz Guido.Junto a Leopoldo Torre Nilsson y Beatriz Guido.

-¿Y qué dijo?

-“Chicos, no tengo muchas ganas de hacer cine porque ya no soporto más las noches”. Yo al revés, no soporto los días de rodaje temprano. Pero él lo dijo, “no soporto las noches con frío largamente”. Es que es realmente cansador hacer cine. Cansador si uno lo hace con el criterio de no actuar sino sentir. Yo no puedo actuar sino sentir el personaje.

Y es muy desgastante. Son muchas horas y una, a veces, se perturba. Eso es en realidad el burnout, que te puede dar, y una dice “tengo que parar, tengo que parar”.

Graciela Borges, junto a Leonardo Favio y Charles Aznavour.Graciela Borges, junto a Leonardo Favio y Charles Aznavour.

«La Ciénaga» y su adoración por Lucrecia Martel

-Participaste también en “La Ciénaga”, del despertar de un nuevo cine argentino.

-De Lucrecia Martel, sí… La Ciénaga es uno de los hechos más extraordinarios que me pasó en la vida. Filmar con ella, a quien adoro, fue realmente una maestría. Me gustó mucho esa Salta, esos lugares increíbles de Jujuy también, filmando esta película tan difícil y tan bella, donde hay siempre un sobresalto. La vuelvo a ver y, curiosamente, siempre digo, “ahora va a pasar otra cosa, ahora va a pasar…”. Esa magia de Martel sigue ahí, intacta. Ese clima no lo tiene nadie.

Con Mercedes Morán en "La CIénaga", "uno de los hechos más extraordinarios que me pasó en la vida".Con Mercedes Morán en «La CIénaga», «uno de los hechos más extraordinarios que me pasó en la vida».

-¿Cómo es un día hoy en tu vida? ¿Qué cosas hacés, con qué te divertís?

-Bueno, estos días son diferentes, ¿no? Hay cosas que hago, intento ir al cine, intento leer mucho. Leo mucho. De hecho, si no leo una o dos horas por día, es mi día perdido. Veo filmes que no logré ver en su momento, incluso viejos filmes en las distintas plataformas. El cine es maravilloso. Nos llena de sueños, es un espejo que nos refleja de tal manera que emociona. En los últimos tiempos he visto unas películas tan geniales que no había visto… Y quiero además ver todas las argentinas que pueda.

-¿Cómo cuáles? ¿Cómo las elegís?

– Bueno, que me interese la gente, el director, a pesar de que también las malas son maestrías… Me gusta verlas porque es una manera de nutrirme, ¿no? De lo que quiero y de lo que no quiero.

Una jovencísima Graciela Borges (a la derecha) en "Zafra". El de adelante es Atahualpa Yupanqui..Una jovencísima Graciela Borges (a la derecha) en «Zafra». El de adelante es Atahualpa Yupanqui..

Sus amores y el glamour del cine argentino

-¿Extrañás los grandes amores de tu vida que tuviste?

-En realidad, no soy de extrañar. No extraño lo que tuve. Si me preguntaras si volvería a vivir alguno de esos amores, te diría que algunos sí, y algunos no. No fueron tantos tampoco, pero fueron intensos. Y me da mucha alegría haberlos vivido, a pesar de que a veces a una se le rompe el corazón. Es algo que también está decretado dentro de las normas del amor, ¿no?

-Viviste una etapa de gloria y glamour del cine argentino. ¿Qué entendés que pasó, que se acabó?

-Viví todas las etapas. Viví un cine que había que empujarlo para lograr hacerlo, un cine que… glamoroso, no sé si es la palabra.

Graciela Borges responde a cómo ve el cine argentino, hoy.Graciela Borges responde a cómo ve el cine argentino, hoy.

-De verdad que no lo sé. Hice distintas películas en distintos tiempos. No es lo mismo ser Perla, la mujer de Las manos, la película del Padre Mario, que Mecha de La Ciénaga, o Clara de Pobre mariposa. La verdad, no sé qué pasó. ¿Qué pasó después? Y bueno, hay mucho cine y la gente también encuentra realidades que, a veces lo que muestra te gusta, y a veces no. Pero esplendor, siempre va a tener esplendor el cine argentino. Aunque cuente tristes historias, no importa. El esplendor está en la calidad de hacerlo.

-¿Cuál es tu opinión de lo que pasa con el cine argentino en la actualidad?

-Ya no podemos hacer una película como Pobre mariposa porque no habrá dinero para hacer eso. Pero bueno, vendrá otra cosa que también tendrá calidad.

Graciela junto a Jean Paul Belmondo.Graciela junto a Jean Paul Belmondo.

Una dama para hablar de Paul McCartney

-La anécdota del affaire con Paul McCartney, ¿fue cierta? Siempre fuiste una mujer muy atractiva.

-Yo nunca hablé de Paul McCartney. Lo conocí como otra gente, otros jóvenes. En el ‘66 éramos todos muy jóvenes. Y era un equipo de gente que salíamos a algunos lugares que eran de baile, alegres. Era un Londres absolutamente maravilloso. Pero nunca hablé ni hablaré de la gente que ha estado en mi vida de otra manera que no fuera simpáticamente, amorosamente. No me gusta dar explicaciones sobre las relaciones que uno tenga de un carácter amoroso, sensual.

Cuando dicen que hablé, no es verdad. Pero ya a esta altura de la vida, contradecir a la gente, no quiero. Pusieron en mi boca algunas cosas de Paul McCartney, que era una persona preciosa.

Fuente Clarin

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