La mujer del camarote 10 es lo más visto en Netflix y es un thriller paranoico

Misterio, una muerte, una vuelta de tuerca y una protagonista a la que todos creen que está alucinando. Pero no, lo que vio el personaje de Keira Knightley en La mujer del camarote 10, la película ahora mismo número 1 en Netflix, es tan cierto como que lo breve, si bueno, es dos veces bueno.

En todo caso la actriz inglesa de Piratas del Caribe está algo alejada de las interpretaciones que tuvo en El Código Enigma u Orgullo y prejuicio, estas dos últimas por las que fue candidata al Oscar, en este thriller paranoico que, a la manera de Muerte en el Nilo, de Agatha Christie, y hasta con toques robados a Hitchcock, hace del misterio la arcilla para crear una historia -corta, como decíamos- y por momentos atrapante.

Knightley, a quien hace unos años que no vemos en una pantalla de cine, vuelve a ser una periodista de investigación como en El estrangulador de Boston (2023, disponible en el catálogo de Disney+), su película anterior. Y también está tras la pista de un(os) presunto(s) asesino(s), todo en el yate a puro lujo al que la invitaron a viajar.

A Laura Blacklock todos en la redacción de donde trabaja no hacen más que felicitarla. Y tras un trabajo arduo, acepta tomarse un descanso y sumarse al viaje inaugural de un crucero de lujo. La dueña es una heredera naviera, que tiene leucemia (Lisa Loven Kongsli), y junto a su marido Richard (Guy Pearce) han invitado a una docena de ricachones que donaron considerables cantidades de dinero para para su nueva fundación benéfica, que busca ayudar a quienes no pueden afrontar los costos de los tratamientos contra el cáncer.

Pero Laurita no es La mujer del camarote 10, sino la del 8. No es un dato menor.

Y no lo es, porque justo en el camarote de al lado, el 10, Laura vio a una mujer joven, rubia, cuando entró allí, casi sin querer. Y no va que, a la noche, la despiertan gritos que provienen de al lado, ve caer un cuerpo al agua y las huellas de una mano ensangrentada en el balcón que separa un camarote del otro.

Grande es la sorpresa de la periodista cuando Richard y la tripulación le indican que en el camarote número 10 nunca hubo nadie. Quien iba a tomarlo se excusó antes de soltar amarras. Así que le dicen que “le habrá parecido”, lo “habrá soñado” o vaya uno a saber qué.

Pero como los que nos sentamos a ver la película de Netflix no estábamos dormidos, vimos lo mismo que Laura. Esa mujer estuvo en ese camarote, y lo que no sabemos es si el cuerpo que se arrojó al mar es el de esa misma persona u otra.

La mujer del camarote 10 le roba mucho a Agatha Christie, menos a Hitchcock y hasta tiene puntos en común con la saga de Entre navajas y secretos (que compró Netflix…), con tantos personajes ricachones sospechosos de un presunto asesinato.

Por supuesto que la trama le suma un interés romántico -un ex de Laura que es fotógrafo (David Ajala), y que también fue invitado al crucerito por aguas heladas rumbo a Noruega-, pero es como un dato de color, algo necesario para lo que sucederá en la segunda mitad de la película.

Ya acercándose a su desenlace, La mujer del camarote 10, dirigida por Simon Stone (la muy buena La excavación, con Ralph Fiennes) habla de la solidaridad femenina, la desigualdad de clases y de la necesidad de historias inspiradoras en «tiempos inhumanos», como bien lo dice Laura al comienzo.

Pero no es una película ambiciosa. Solamente ofrece entretenimiento, con un elenco que tal vez al filme le queda algo grande -sumemos a Hannah Waddingham (Ted Lasso), David Morrissey (The Walking Dead)- Paul Kaye (como el rockero mezcla de Mick Jagger y Robbie Williams), Kaya Scodelario y Gugu Mbatha-Rawya (la editora de Laurita)-, pero que está bien para pasar un rato.

“La mujer del camarote 10”

Suspenso. Estados Unidos / Reino Unido. 2025. Título original: “The Woman in Cabin 10”. 92’, SAM 13. De: Simon Stone. Con: Keira Knightley, Guy Pearce, David Ajala, Hannah Waddingham, David Morrissey. Disponible en: Netflix.

Fuente Clarin

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