
Cuando el cine se está volviendo más cálculo que sentimiento, películas como Sueños de trenes, que acaba de estrenar Netflix este fin de semana, nos dan más esperanza en lo que es el cine de verdad.
Para muchos fue una sorpresa, pero está claro que Clint Bentley tiene una sensibilidad a flor de piel, porque solo así pudo haber imaginado, creado y dirigido Sueños de trenes, una película que ahora llega al streaming, pero que está dando que hablar desde hace mucho tiempo.
Desde que se presentó en el Festival de Sundance a principios de año, que fue donde la plataforma de streaming decidió comprarla para tenerla en su catálogo.
Bentley fue el autor de la historia y uno de los coguionistas de Las vidas de Sing Sing, la película por cuyo guion él fue candidato al Oscar. Y si ahí estaba claro que le importaba reflejar las relaciones entre los personajes, que estaban en prisión, en Sueños de trenes profundiza mucho más ese aspecto y esa sensibilidad.
Joel Edgerton y una interpretación que lo acercaría a la temporada de premios. Fotos NetflixY como sucede en muchas grandes películas, Sueños de trenes trata sobre un hombre común, cuya vida tiene un cambio rotundo y atraviesa experiencias extraordinarias.
Se centra en Robert Grainier (el australiano Joel Edgerton), un padre de familia, un tipo que a comienzos del siglo XX trabaja como un obrero golondrina. Puede ser un leñador, talando árboles o trabajando para construir puentes y vías de ferrocarril. Es un tipo solitario hasta que se cruza con Gladys (Felicity Jones). O mejor, dicho, hasta que Gladys se cruza con él, lo encara y nace una relación amorosa, de ésas como parece que no hay otra igual.
Tan “común” es Robert que atravesará por todo tipo de estados -del éxtasis a la introspección y la soledad-, y vicisitudes como la tragedia, que no podrá entenderlas. Hasta que sí, lo logra en una escena rondando el desenlace que es toda una revelación, para él, y para el espectador.
Felicity Jones («Rogue One, «La teoría del todo») con el protagonista.Bentley nos presenta a Robert de niño, como un huérfano que no conoció a sus padres, hasta su muerte. O sea que su vida correrá en paralelo con otros sucesos de la vida social estadounidense. Pero Sueños de trenes no es como Forrest Gump. La vida de Robert no es como la del personaje de Tom Hanks. Robert no viaja ni recorre su país, si apenas se aleja de su hogar, de su esposa y de su hijita es para trabajar y traer dólares a la cabaña que soñó construir con Gladys, al borde de un lago.
Y Bentley nos muestra a Robert como un ser simple, taciturno y callado, que trabaja en grupo, que observa a los otros trabajadores, e inmigrantes, con los que se une circunstancialmente, pero que se hace preguntas existenciales y que es feliz con solo escuchar cómo su pareja pronuncia su nombre.
La dirección de fotografía de Adolpho Veloso remite, cómo no, a Días de gloria, de Terrence Malick. Aprovecha los espacios abiertos para contextualizar la historia, que de personal pasa a ser universal.
La de «Sueños de trenes» es una historia de amor profunda.Claro que no Sueños de trenes no sería lo mismo sin la entrega de Edgerton, que de papeles secundarios (La noche más oscura, El regalo, El gran Gatsby) ha aprovechado las oportunidades que le han dado los roles protagónicos que le ofrecieron, y que aquí construye la que es la mejor actuación de su carrera.
Y Felicity Jones, que salvo en Rogue One está más acostumbrada a ser la mujer de, o la compañera del protagonista masculino en La teoría del todo, El brutalista o hasta en Inferno, con Tom Hanks, le da a Gladys ese aire de valentía y de mujer que puede valerse por sí misma en un ambiente rural, que hace que la historia del romance con Robert sea de las más reales y atractivas estrenadas este año.
Van a descubrir en roles secundarios, a William H. Macy, el actor de Fargo, la película de los Coen, como un veterano en explosivos, o a Kerry Condon (Los espíritus de la isla) ya caso acercándose al final. No son personajes decorativos, ni que sirven de frontón al de Robert para demostrarnos cómo siente el protagonista: tienen valor propio.
La película también tiene imágenes que subyugan.Sueños de trenes no es una masterpiece, pero sí una película que sorprende por cómo narra lo que relata, logrando que de inmediato empaticemos con sus protagonistas, suframos y sintamos cada percance que le ocurre. No es poco en tiempos en los que el cine es más cálculo que sentimiento.
“Sueños de trenes”
Drama. Estados Unidos, 2025.Título original: “Train Dreams”. 102’, SAM 13. De: Clint Bentley. Con: Joel Edgerton, Felicity Jones, William H. Macy, Kerry Condon. Disponible en: Netflix.
Fuente Clarin












